miércoles, 20 de febrero de 2008

Las ventajas de quedarse sin voz


Pues sí. Aunque parezca mentira, todo tiene su contrapartida positiva.

Hoy me he quedado sin voz. Y me han atacado los recuerdos de cuando me operaron de amígdalas, ya mayor, cuando pasaba las horas dibujando comida en el cuaderno que utilizaba para "hablar"... porque sólo podía tomar líquidos.

Ese buen puñado de buena gente que me rodea lo ha aprovechado para meterse conmigo porque no les podía responder. Pero, aparte de eso, de nuevo he sido consciente de lo que me gusta hablar y, lo que es más importante, de lo que pierdes cuando hablas... Resulta que, cuando una voz falta, las conversaciones son inevitablemente distintas. Y, para alguien tan verborreico como yo, ser parte de intercambios en los que apenas puedes participar es una novedad. Apasionante, en serio.

Además, dedicas buena parte de tu tiempo a poner en la balanza las palabras que intentan brotar de tu boca para conseguir alcanzar la relación óptima de contenido/duración. Por otro lado, te desesperas porque tienes que evitar entrar en discusiones en las que las argumentos son demasiado complicados para que te aguante la garganta... y para alguien tan relativista como yo, el 99% entran en esa clase...

En fin! Siento el exceso de este post, pero es que el no poder hablar es lo que tiene...

(pero escuchar, en muchos aspectos, siempre ha sido mejor que hablar)

2 comentarios:

Nacho Marrone dijo...

A man who lives right, and is right, has more power in his silence than another has by his words.

Phillips Brooks

Anónimo dijo...

Cuando te quedes sin Voz, usa el Diagragma, si es que lo tienes.

Salu2